Página 15 - MAIC002864

Versión de HTML Básico

VIVIENDO ENTRE VENDEDORES
Cuando uno habla de esta profesión y además la práctica, llega a la conclusión de
que seguramente es de las que más veces te hace dudar de ti mismo, y te sumerge
en un mar de emociones que crees que jamás controlaras.
Es una profesión en la que nadie te evalúa ni te da un título, no dependes de
exámenes que te puntúen de una manera “objetiva” y que a partir de ese
momento
todo el mundo
sepa que tienes un título.
Sabes lo que vales por tus éxitos o tus fracasos y solo tú mismo eres capaz de
“sentir” tu auténtico valor, lo que la convierte en una constante
montaña rusa
de
emociones que suben o bajan dependiendo del día o
el momento
.
Te pasas una vida compitiendo contigo mismo para mejorar tu propia marca en un
bucle
sin fin
de objetivos cubiertos y nuevos retos, en una mezcla agridulce que
nunca acaba de tomar forma ni sabor.
Pero si duras lo bastante y la arena no te ha derrotado en alguna batalla, llegas a
sentirte parte de ella, a convivir con todos sus componentes y hasta de entenderte
a
ti mismo
en todas las dimensiones. Acabas entendiendo que el éxito es el
resultante de restar los fracasos a tus acciones y la suma de ambos, tu experiencia
y la aceptación de todo eres tú.
Y a partir de ese momento ya formas parte del hábitat, dominas esa jungla y ya no
eres presa, ¡eres depredador!
A base de convivir con otros vendedores acabas siendo como el lobo, “fuerte en
solitario y solidario en manada” y tienes el egoísmo suficiente para aprender de
todos y de todo.
Cuando ese momento llega, disfrutas de lo que antes sufrías y aprendes a tratar el
éxito o el fracaso como dos auténticos impostores, pues tú, eres siempre el
mismo, ¡un luchador!
1